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Nutrientes esenciales en la salud de la mujer

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Las necesidades nutricionales de la mujer son específicas debido a su fisiología. Desde el nacimiento, va pasando por diferentes etapas y situaciones fisiológicas, en las que sus requerimientos nutricionales y energéticos van variando.

Así́, en la mujer mayor de 18 años, se pueden diferenciar tres etapas que presentan características determinadas en el organismo: juventud, madurez y tercera edad. Y en cada una de ellas, una alimentación equilibrada y saludable constituye el pilar básico de la salud de la mujer.

En la etapa de los 18 a los 35 años, la mujer es muy activa, exámenes de universidad, prácticas y primer trabajo que puede provocar estrés y requiere de nutrientes para mejorar la memoria y la atención. El estrés puede afectar la calidad de vida de la mujer joven:

  • Es un factor de riesgo cardiovascular, altos niveles de estrés pueden aumentar la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Mujeres jóvenes con antecedentes de problemas cardíacos tienen riesgo de que el estrés afecte de forma negativa el bienestar cardiovascular.
  • Disminución del deseo sexual. Las mujeres con estrés a largo plazo pueden tardar más en excitarse o pueden tener menos deseo sexual que las mujeres con bajos niveles de estrés.
  • Aumento de peso. El vínculo entre el estrés y el aumento de peso es más fuerte para las mujeres que los hombres. El estrés aumenta la cantidad de cortisol en el organismo lo que puede provocar comer en exceso
  • Problemas para quedar embarazada. Las mujeres con mayores niveles de estrés son más propensas a experimentar problemas para quedar embarazadas que las mujeres con bajos niveles de estrés
  • Alteraciones en el ciclo menstrual. Las mujeres que experimentan estrés crónico o a largo plazo pueden tener síntomas de síndrome premenstrual (SPM) más intensos o períodos irregulares

A parte del estrés, mujeres de entre 18-52 años pueden tener carencia de hierro, siendo el déficit nutricional más frecuente tanto en los países en desarrollo como en los países industrializados.

Ginkgo biloba

El ginkgo (Ginkgo biloba) es una planta medicinal procedente de Asia cuyas hojas se han utilizado desde hace más de 2.000 años para aumentar la vitalidad mental y favorecer el flujo sanguíneo, especialmente del sistema nervioso central. También tiene ciertos efectos sobre el sistema cardiovascular y propiedades antioxidantes. Sus hojas tienen tres tipos de compuestos de interés medicinal: flavonoides (que son antioxidantes), ginkgólidos y bilobálidos que son terpenos.

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Ácido docosahexaenoico

El ácido docosahexaenoico (DHA) es un ácido graso poliinsaturado de cadena larga de origen marino fundamental para la formación y funcionalidad del sistema nervioso, especialmente para el cerebro y la retina de los humanos. El DHA constituye más del 90% de los ácidos grasos de cadena larga omega-3 en el cerebro y del 10% al 20% de sus lípidos totales. Tiene una gran importancia en el desarrollo cerebral y por sus efectos neuroprotectores.

Hierro

El hierro es un elemento traza que resulta esencial para el organismo. El hierro dietético se presenta en dos formas: hemo y no hemo. Las fuentes principales de hierro hemo son la hemoglobina y la mioglobina derivadas del consumo de carne, pollo y pescado, mientras que el hierro no hemo se obtiene de cereales, legumbres, frutas y verduras. Su principal función es el transporte de oxigeno en la sangre al formar parte del grupo hemo que permite la unión del oxigeno a la hemoglobina, proteína presente en los glóbulos rojos (Figura 2). También participa en una amplia variedad procesos metabólicos, incluido la síntesis del ácido desoxirribonucleico (ADN) y el transporte de electrones

La deficiencia de hierro es la causa más común de anemia en el mundo, siendo la causa de más del 60% de los casos (Figura 3). Para mujeres deportistas es esencial mantener un balance de hierro positivo para que las atletas eviten los efectos de la deficiencia de hierro como el cansancio y mantener o mejorar el rendimiento.

Vitaminas B

Las vitaminas del complejo B, incluidas las vitaminas B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B3 (niacina), B6 (piridoxina) y B12 (cianocobalamina) son vitaminas solubles en agua necesarias para la producción y liberación de energía en las células y para el metabolismo de proteínas, grasas y carbohidratos (Tabla 2). Estas vitaminas actúan como coenzimas en varias rutas metabólicas intermedias para la generación de energía y la formación de células sanguíneas. La vitamina B12 funciona junto con el folato para convertir la homocisteína en metionina, un proceso que es esencial para la metilación de ADN, ARN, proteínas, neurotransmisores y fosfolípidos. Por lo tanto, la deficiencia de estas vitaminas puede afectar el crecimiento celular y el desarrollo del tejido nervioso debido a su alta demanda de energía.

Coenzima Q10

La coenzima Q10 (CoQ10) es un cofactor clave en la cadena de transporte de electrones a nivel mitocondrial, necesaria para la fosforilación oxidativa que conduce a la generación de ATP. Además, es un antioxidante importante que ayuda en la regeneración de otros antioxidantes. Se ha demostrado que pequeños cambios en los niveles de CoQ10 dentro de las mitocondrias tienen efectos significativos sobre la tasa de respiración celular. Por lo tanto, la falta de CoQ10 puede conducir a la disminución de los niveles de energía y a la disminución de la resistencia. Su uso aporta un estímulo energético inmediato al ser clave en la producción de ATP, contribuyendo a que una persona pueda conseguir un entrenamiento más prolongado e intenso retrasando el cansancio muscular y protege frente a los radicales libres que se pueden producir durante la práctica deportiva.

Simbióticos femeninos

El ambiente vaginal tiene un pH ácido, lo que ayuda a prevenir el crecimiento de bacterias dañinas y a mantener una flora bacteriana beneficiosa, compuesta por microorganismos beneficiosos como Lactobacillus. Sin embargo, si el pH se vuelve menos ácido, la salud de la vagina puede verse afectada.

Hay diferentes factores que pueden influir: problemas hormonales, infecciones por hongos, tratamiento con antibióticos, cambios de alimentación y por humedades dando lugar a picor, exceso de flujo y sensación de malestar. Además, pueden ser la causa de cistitis. Cepas específicas tienen un efecto sobre la microbiota femenina: L. rhamnosus se ha investigado clínicamente por su capacidad para apoyar el sistema inmune femenino aumentando los lactobacilos deseables y disminuyendo la microflora no deseada. L. casei favorece, además, la salud de la vejiga. Por otro lado, se ha demostrado que S. thermophilus y L. bulgaricus disminuyen las tasas de recurrencia de vaginosis bacteriana al restablecer el equilibrio de la microbiota vaginal.

Los fructooligosacáridos (FOS) son oligosacáridos naturales clasificados como fibra soluble. Su estructura molecular incluye glucosa y fructosa, las cuales pueden ser encontradas en frutas y vegetales como las naranjas, plátanos, uvas, pimientos, cebollas, ajos, espárragos, tomates, entre otros. Nuestro cuerpo no tiene la habilidad de digerir o asimilar los FOS, pero son de utilidad para las bacterias que se alojan en el intestino formando parte del microbiota intestinal, como fuente de energía, en especial las bacterias del género Bifidobacterium y así́ mantener la integridad de la barrera intestinal y proteger el organismo frente toxinas.